domingo, 23 de mayo de 2010

reportaje

Cuando las piedras hablan

Centenares de personas pasean por los alrededores del Instituto “Cardenal López de Mendoza” cada día. Destacando entre los jardines que se encuentra, observamos una de las construcciones renacentista más importante de la ciudad de Burgos cuya belleza es indescriptible. Pero nadie sabe cual grande ha sido la historia y evolución del centro, no todo empezó como un instituto donde impartían clases, sino que nos remontamos al siglo XVI para saber de sus comienzos.
Exactamente la construcción del edificio empezó en 1538 la construcción de esta obra de sillería de gran calidad. La fachada, perfectamente plana y en desarrollo horizontal, es un gran muro de sillería dividido en siete lienzos separados por contrafuertes de sección cuadrada. En los extremos del muro se disponen sendos contrafuertes circulares con el escudo del cardenal a media altura. En cada lienzo van dos ventanas alargadas, una en cada piso, la superior con arco de medio punto y la inferior ojival. En el lienzo central se dispone una portada de gran belleza formal en claro desarrollo vertical dispuesta en tres cuerpos: el inferior que remeda una arquitectura clásica con dos columnas exentas en la que se encuentra la puerta con arco de medio punto y dos clípeos con bustos masculinos en las albanegas.
El patio, de forma cuadrada, dónde hoy en día vive Lentula, la tortuga querida por todos los alumnos, es el eje de la construcción, tiene dos galerías formadas por arcos rebajados que se apoyan en pilastras adosadas. En el centro hay un pozo con su brocal liso. La escalera principal se encuentra en el ángulo NO. Es de tipo claustral, austera pero señorial formada por tres tramos en cuyo segundo rellano se encuentra una ventana de asiento. Se accede a ella por un espacio con arco carpanel y, en la parte superior, con arcos escarzanos, tanto en el vano como en la tribuna.
En el segundo cuerpo, de menor tamaño, enmarcado por las cornisas y dos columnas adosadas, se dispone la gran cartela fundacional soportada por dos pequeños tenantes con el texto de la fundación del Centro y sobre ella el escudo del Cardenal sostenido por otros dos tenantes de mayor tamaño. El cuerpo superior está presidio por una hornacina avenerada que recoge la escultura del obispo San Nicolás, patrono del Colegio. A sus lados van dos pequeñas ventanas con arco de medio punto. Bajo todo esto hay una ventana-tabernáculo, como en la casa de Miranda, en cuyos lados van dos telamones con las extremidades inferiores drapeadas.
Pero aparte de apreciar el arte de su construcción, lo que vamos a desvelar es la historia del centro.
D. Iñigo López de Mendoza, Obispo de la ciudad cacereña de Coria (1520-1529) y Obispo-Cardenal de Burgos (1529-1535), era de familia muy noble, pues era nieto de los Condestables enterrados en la capilla homónima de la catedral de Burgos. Su familiar y testamentario, Pedro Fernández de Velasco, mandó construir el edificio en 1538 con las rentas que había dejado el Cardenal.
La fundación de este edificio que hoy lleva el nombre del cardenal fue el resultado de la preocupación del mismo por los más pobres de su diócesis. Por ello decidió en su testamento fundar este Colegio que se llamó de San Nicolás porque él era Cardenal del título de San Nicolás.
Durante el siglo XVI hubo muchos enfrentamientos con el Ayuntamiento sobre la dirección y gestión del Colegio; por ello el testamentario cedió el centro a los jesuitas lo cual provocó un rechazo total de la ciudad, particularmente de otras órdenes religiosas que no compartían dicha cesión y un rechazo especial a los jesuitas que salían beneficiados.
Consecuencia de estos enfrentamientos, el rey Felipe II permite que las monjas de Calatrava ocupen el edificio desde 1570 hasta 1578. En este lapso de tiempo algunos sectores de la ciudad quieren que se convierta en Universidad. Por ello Felipe II envía a Burgos al Obispo de Segovia Diego de Covarrubias y Leiva para que elabore un informe con la intención de ver si presentaba las condiciones físicas y económicas que permitiesen la creación de una Universidad. El informe poco favorable y la oposición de la Universidad de Valladolid frenaron este intento. En 1582 hubo otro intento de convertirlo en Universidad.
Durante los dos siglos siguientes el colegio de San Nicolás desarrolla su función didáctica con muchos incidentes, particularmente en el siglo XVII y a finales del XVIII por sus penurias económicas. Por ello en 1804 el Patronato recibe la solicitud de que las instalaciones sean cedidas para depósito de granos, pero continuando con su función docente. En 1806 fue almacén de lanas de los comerciantes burgaleses. Y en 1808 los soldados franceses se adueñan del edificio dirigidos por Napoleón con fines militares.
Las Cortes de Cádiz resucitaron la vieja posibilidad de convertirlo en Universidad pero fue imposible. Con el Trienio Liberal el intento de recuperarlo para la enseñanza fue más serio debido al interés del Ayuntamiento en ese propósito. Se hicieron obras en el centro y se nombró el cuadro de profesores comenzando a funcionar como Universidad de segunda Enseñanza en 1822; pero el proyecto fue muy corto, pues al año siguiente cambiaron radicalmente las cosas.
Los aires liberales que soplaban en España son los que permiten recuperar definitivamente el colegio para la enseñanza. Fue el Instituto Literario Superior que funcionó desde 1840 hasta 1845. Pero como el edificio del viejo Colegio de San Nicolás estaba ocupado por los militares, las clases se debieron impartir en el Seminario Conciliar de San Jerónimo.
En 1845, con el Plan Pidal de Enseñanza Media, se crearon los Institutos de Segunda Enseñanza, uno por cada provincia. En Burgos inmediatamente se pensó en el viejo Colegio de San Nicolás como sede del nuevo Instituto. Pero había que desalojar al cuerpo de Artillería que ocupaba el edificio. Esto se consiguió, en 1849, por la inestimable labor del primer Director elegido del Instituto D. Juan Antonio de la Corte y Ruano-Calderón, Catedrático de Geografía e Historia. En el año 1898 se instala el Jardín Botánico y el centro se convierte en “Instituto General y Técnico”, albergando a la Escuela Normal de Magisterio.
Importantes profesores iniciaron la labor docente en el nuevo instituto. Junto a las asignaturas tradicionales estaba la de Agricultura teórico-práctica que acaba convirtiéndose en una cátedra en 1876. Para ello el Instituto disponía de un Jardín Botánico al que se incorporó un invernadero en la década de los 70. En 1861 se instaló en el centro el Observatorio Meteorológico provincial, En 1861 se instaló en el centro el Observatorio Meteorológico, de ámbito provincial, que ha venido funcionado como tal hasta finales del siglo XX. El legado patrimonial que nos deja incluye hojas de datos climatológicos originales de cerca de medio siglo y algunos elementos de equipos de meteorología del siglo pasado, que se están ampliando actualmente con nuevas donaciones. El Instituto fue creando una importante biblioteca, conseguida con las incorporaciones a través de los presupuestos ordinarios, de las bibliotecas de monasterios exclaustrados y de donaciones entre las que destacamos las llevadas a cabo por el gobierno francés, con motivo de los cursos de verano y, sobre todo, la donación del profesor Eloy García de Quevedo, este fondo se dividió cuando se creó el segundo instituto burgalés, el Instituto Conde Diego Porcelos. Por último en el año 1903 El el Museo de Ciencias Naturales, actualmente uno de los más importantes de nuestra comunidad.
Durante algunos años el Instituto fue colegio de internos; se situaban las cátedras en la planta baja, y el internado, en régimen completo o mediopensionista, en el primer piso.
Una vez entrando en el siglo XX el centro pasa a denominarse Instituto Cardenal López de Mendoza, en honor de su fundador. Aunque desde 1936 estaban separados los alumnos por sexos dentro del mismo edificio a comienzos de la década de los sesenta se construye un nuevo pabellón que será para alumnas, permaneciendo los alumnos en el edificio del siglo XVI. Ese nuevo pabellón se inauguró en 1963. Esta separación tomará otra entidad cuando en 1967 se crea un nuevo instituto, el segundo de la capital dedicado al Conde Diego Porcelos, fundador de la ciudad, que será Instituto masculino quedando el Instituto Cardenal López de Mendoza como Instituto femenino. Durante el curso 1985-86 se incorpora al Instituto López de Mendoza la modalidad del Bachillerato Internacional.
El año 1995 se celebró el sesquicentenario de la creación del instituto que se celebró con una importante exposición retrospectiva con documentos y materiales alusivos a la historia del centro. Presidió los actos el ministro de Educación D. Eduardo Saavedra perpetuando el acto con una placa en la biblioteca de alumnos. Ese mismo años se implantó la ESO en el primer curso del segundo ciclo.
Al año siguiente, ante la ruina inminente de vigas y cubiertas del edificio, se llevó a cabo una importante obra de reparación integral siendo director D. Antonio Valverde Ortega. Se hicieron importantes mejoras cambiando la distribución de espacios, como la Dirección, la Secretaría y el Museo de Ciencias Naturales que pasó a ocupar el aula general del primer piso donde durante mucho tiempo estuvo la Cátedra de Dibujo. Las obras concluyeron en diciembre de 1999 a cuya inauguración asistió la Subsecretaria del Ministerio de Educación Dª Ana Pastor y autoridades locales.
La inauguración del curso 2002-03 fue presidida por la Infanta Dª Cristina acompañada de la Ministra de Educación, el Presidente de la Junta, el Alcalde de la ciudad y la Directora del Centro Dª Pilar Cristóbal Plaza, hechos que quedan grabados en una inscripción lapidaria en la Capilla, junto a otras dos que conmemoran el traslado del instituto en 1849 y la visita de la reina Isabel II en agosto de 1861.
Esta la historia de este edificio, desde que se empezó su construcción ha tenido una finalidad confusa en cada momento, pero que al final ha llegado a ser un instituto de enseñanza mixta en la ciudad de Burgos, con una gran historia detrás de sus muros de caliza.

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